El club Vivere elegante salvó una imprenta Heidelberg del desguace.
Este extraordinario objeto, creado en el siglo pasado, sella con un punzón. Es decir, puede hacer las tarjetas de visita en bajorrelieve.
Incluso hoy en día, en la vieja Inglaterra, puede ocurrir que alguien a quien hayamos dado nuestra tarjeta de visita toque la tarjeta con la yema del dedo pulgar para averiguar de qué tipo de impresión se trata. Así es como el esnob de turno evalúa el nivel social de su interlocutor.
El coste de impresión depende del número de caracteres y tarjetas.
El coste de cada personaje es de 30 euros, incluidas 100 cartas.
Las impresiones posteriores cuestan 1 euro por entrada.
